El Crítico Artista (O. Wilde)

ERNEST.- No me mal interprete, querido amigo; pero creo que se deja usted llevar demasiado por su pasión hacia la crítica. Ya que, después de todo, debe admitir que es mucho más difícil hacer algo que luego hablar de ello.

GILBERT.- ¿Más difícil hacer algo que hablar de ello? ¡Todo lo contrario! Incurre usted en un grave error. Es infinitamente más difícil hablar de una cosa que hacerla. Es más, la vida moderna es un claro reflejo de esto que le digo: cualquiera puede hacer historia. En cambio, sólo un gran hombre puede escribirla...

lunes, 4 de enero de 2010

¿ Lo qué ?: INGMAR BERGMAN


El cine de autor no se ha ido, aún. Desde los comienzos de la obra del Sr. Bergman es que hemos presenciado este fenómeno. Tanto sea en la lágrima del clown, en el remordimiento de un artista, en la necesidad del seno familiar.


Estas han sido algunas de las características de la obra del "maestro" sueco quien, sin quererlo, nos ha dejado sin su oscuridad entrañable. Maldigo el martes 6 de Abril, cuando dentro del 22° Festival de Cine (Cinemateca) asistí a una entrevista donde se despide de su gente por la puerta chica.


Malditos sean los comunicadores sin ética o comprensión de las necesidades del momento. En esto se incluye el respeto por los "grandes"...


Entré al cine y estaba lleno, la gente pululaba de forma estival por la sala sin saber del acontecimineto que estaba por suceder. Fue uno de los momentos que me causó mayor estupor el poder de las imágenes y lo peor es que la gente al final aplaudió, mientras yo mantuve el silencio y la compostura. Estábamos en medio de un funeral.


Al comienzo del filme Ingmar estaba de buen humor y se estaba apoderando de la pantalla. Me sentí en sintonía con su magia y sus miedos, estaba frente a sus narices (no me podía mentir). Despisto a los comunicadores, trato de engañar al público con su fanatismo y conocimiento sobre cinematografía queriendo ser adolescente una vez más pero en el camino algo aconteció.


Bergman no era el mismo, tardó en darse cuenta y el entrevistador carecía de sensibilidad para guiarlo en su búsqueda. El evento se había transformado en una trampa donde el realizador se mordió la cola, nos enseñó que para todo artista el tiempo no pasa en vano y que "los demonios" (los de cada uno) son metáforas inútiles en este siglo XXI cuando se cumple una nueva transformación en el ámbito audiovisual.


La gota que colmó el vaso, .porque el documental parece sacado de otra dimensión (surrealismo que asusta)- hasta parecía ser un clon de I. Bergman. El entrevistado se percata de su incoherencia y decide no revelar más sus flaquezas causadas por el trabajo y la velocidad de los tiempos que corren (para el cuerpo también).


Y para colmo del espectador se introduce el tema de la muerte en las preguntas y allí es cuando el maestro se resiente y se retira. El equipo de realización lo despide como uno más, así fuera que el sueco de pañales rosados los hubiera cambiado por una incierta humildad (no necesaria en su especie).


La verdad es que ya no sé qué hacer con esta carta, usarla para qué? Con qué motivo ? Estamos perdiendo el respeto por todas las instituciones y todos los grandes contemporáneos que tanto nos ayudan a reflexionar e intentar inútilmente cambiar las cosas. El final, por parte de la audiencia (por que eso son), atestiguó mi interpretación del acontecimiento. Aplaudieron como si fuera una obra más de festival.


Como diría la canción de "Y el tiempo no para..." y podríamos agregar que los medios con sus ejércitos generacionales no perdonan. Lamento en los más profundo de mi pequeña alma cómo el mecanismo ataca a sus más grandes exponentes.


Sigo creyendo al ver "Diario de Filmación" de Fanny y Alexander -gracias a los medios, valga la ironía- que fue y será uno de los grandes. Estaba en su naturaleza el fundir de forma magistral en el cine, sus historietas personales y a la vez tan universales.


Saludos al troesma: Ingmar.


P. D. Nos vamos a ver en "el medio", por que ya no estamos ni arriba (cielo) ni abajo (infierno).


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