lunes, 4 de enero de 2010
¿Nos vamos o nos quedamos?
La compleja pero sencilla actualidad del Uruguay se acomoda en la expresividad de la globalización, de forma de que seguimos siendo una colonia y lo que pasa afuera nos sigue condicionando de forma elocuente. El mundo no da para “más”, la gente ya no corre sino que se mezcla, y por esto, es que no llegamos a tomar decisiones por cuenta propia sino que preferimos adaptarnos al sistema de turno.
Dejando de lado cualquier concepto de individualidad, ¿Cuál es el mapa a elaborar? No hay más paredes, solo fronteras; que además, no se vislumbran con facilidad pero que nos dejan marcas de seguro. Nos dirigen, nos reacondicionan…
Ahora, el querer soportar la realidad en soledad -no hablo por todos- nos deja un mal gusto al preguntarnos sobre ¿qué carajo estamos haciendo o esperando de nosotros mismos y nuestra actualidad? Todo se resume a una mera ilusión pasajera, de la que buscamos escapar sin perder lugar en la transformación.
¿Podemos, o nos sugieren una o tal otra cosa?, el uruguayo -a mi entender- ya no sabe de que forma responder.
El día a día se vuelve inadmisible, ya que se nos impone por fuerza propia; el trabajo mal pago o el trabajo que no aparece, lo cotidiano se vuelve absurdo y el tiempo no para. Queremos “salir”, queremos que ...
Cuando un uruguayo (en mi caso) no ve posibilidades cercanas de establecerse y conformar su lugar, se pregunta cotidianamente ¿que estoy haciendo? Aquí surge la posibilidad de emigrar en busca de una prosperidad vacía -por la perdida de un localismo prenatal-, de la cual nunca llegamos a madurar, ¿por temor o temblor?
¿Cuando uno sabe realmente cuando elige? El problema adquiere dimensión al entrar en una nueva instancia de la realización personal -audiovisual-, ya que uno por momentos no dispone de los medios suficientes -depende del sujeto- para optar por el camino sino que este muchas veces se encuentra trazado de antemano por el contexto y/o la sensibilidad del consumidor.
¿Qué es lo que esta faltando para propiciar un evento? Hay cierta ignorancia o falta de disposición para reformular al otro, y por consiguiente, a uno mismo. El reflejo individual que proponemos en el enfrentamiento con el otro, crea una inestabilidad (a la hora de relacionarnos) que por aspectos de nuestra inseguridad o vacuidad lo traduce en desconfianza hacia uno y el medio en que se revela.
Y aquí nos encontramos con las diferentes influencias que se mecen sobre nuestra existencia. ¿Quien quiere todo esto?, sino el orden; ¿Cuál? El que nos dan / ofrecen, el que la historia nos planteo y que nosotros incorporamos y reconfiguramos (los griegos, la iglesia, el metal, la energía, las nuevas tecnologías, la virtualidad). Y cada vez adquiere menos sentido, ¿no les parece?
Pero de la misma manera, hoy siglo XXI, es que dicha dinámica adquiere otra forma -la que tu quieras- o no es mas moldeable por lo tanto menos eficaz, y así más incertidumbre así desconfianza y aquí volvemos a lo antes sugerido cuando vamos a apretar la rosca y ..
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario